Pablo ortúzar en chile del sur
Chile del Sur: Un país en transición
Una nación que alguna vez estuvo sumida en la pobreza y la división, marcada por conflictos políticos violentos, logra transformarse en una próspera democracia admirada por sus vecinos en apenas dos generaciones, aunque aún enfrenta desafíos relacionados con la corrupción, la polarización y la desigualdad económica. ¿De qué país estamos hablando? No de Chile, sino de Corea del Sur, donde los paralelos con la historia chilena invitan a la reflexión y al cuestionamiento.
En el caso chileno, se suele comparar la dictadura de Augusto Pinochet con regímenes autoritarios occidentales como los de Ronald Reagan o Margaret Thatcher, debido a la percepción de pertenencia al mundo occidental. Sin embargo, sorprende descubrir que Pinochet comparte más similitudes con líderes como Lee Kuan Yew de Singapur, Deng Xiaoping de China, o los generales Park Chung-hee y Chun Doo-hwan de Corea del Sur. La realidad chilena se sitúa en un punto intermedio: si bien la República de Chile es una de las democracias más antiguas de Occidente en términos históricos recientes, también es considerada parte del denominado “tercer mundo”. A pesar de que los países del este de Asia poseen una historia cultural e institucional más extensa que la nuestra, la experiencia de modernización chilena en el siglo XX guarda más similitudes con la de Asia que con Europa o Estados Unidos.
La relación con Asia ha sido un factor relevante en la historia reciente de Chile. Durante las décadas de los 80 y 90, conocidas como la época de los tigres y jaguares, la dictadura chilena mantenía una mirada atenta hacia el este. Se destaca la gira realizada por Pinochet en Asia en 1980, aunque su interés por la región era evidente desde antes. La conexión con Corea del Sur también es destacable, como lo demuestra la visita de JosÉ Toribio Merino al país en 1975, que incluyó reuniones con altas autoridades, incluido Park Chung-hee. La relación con China también fue significativa, siendo este país el primero en reconocer la legitimidad del régimen chileno y brindar su apoyo en diversas instancias, tanto económicas como políticas. Además, el capitalismo autoritario asiático encontró eco en figuras de la dictadura chilena, como el ministro Hernán Büchi, quien expresaba admiración por Deng Xiaoping.
La estrecha relación asiática y chilena
El quiebre en la región asiática durante los años 1997-1998, con la transición hacia regímenes democráticos en países como Filipinas y Corea del Sur, marcó un cambio en las dinámicas de poder y relaciones internacionales. Chile, siguiendo esa tendencia, también avanzó hacia la democracia poco después. Sin embargo, los vaivenes en la relación entre Chile, Estados Unidos como principal inversor, y China como principal socio comercial, han generado tensiones que persisten hasta el día de hoy.
Actualmente, la conexión cultural entre Chile y Asia se fortalece, trascendiendo las fronteras políticas y gubernamentales. Ejemplos como el triunfo del grupo de K-pop chileno “Soldier” en Seúl en 2022 reflejan solo una parte del potencial que esta relación posee. A pesar de la atracción histórica de nuestra élite hacia Estados Unidos y Europa, es fundamental reconocer el vasto potencial humano y de intercambio que existe con Asia, en particular con las democracias asiáticas. Estas naciones no solo representan una alternativa geopolítica en medio de la rivalidad entre Estados Unidos y China, sino que también ofrecen oportunidades en términos educativos y de desarrollo para los jóvenes chilenos. Asimismo, Chile se perfila como un destino atractivo para la inversión asiática y como un lugar de oportunidades para aquellos que buscan explorar la modernidad de forma más individualista y despreocupada.