María Cristina Silva y consejos para prevenir el engaño de estudiantes
¿Cómo evitar el engaño de estudiantes en el ámbito académico?
“Centrarse en descubrir la trampa es una labor inútil”. Esta afirmación del experto británico Tim O’Shea adquiere relevancia en un momento en el que muchos profesores se ven tentados a convertirse en detectores de copias ante la popularización de la Inteligencia Artificial Generativa.
Estamos frente a una encrucijada compleja: el sistema educativo debe validar la adquisición de habilidades de los estudiantes, debe garantizar que han aprendido y para ello es imprescindible evaluarlos de forma pertinente, justa, rigurosa y transparente. Sin embargo, muchas de las estrategias de evaluación, a menudo probadas y perfeccionadas edición tras edición de los cursos impartidos, pueden ser eludidas fácilmente en la actualidad gracias a la Inteligencia Artificial.
Imaginemos un ensayo con la indicación concreta de abordar ciertas preguntas específicas, un mínimo de referencias bibliográficas, una estructura requerida y una extensión mínima. O una campaña publicitaria con imágenes evocadoras acompañadas de un breve texto. O un cortometraje que invite a reflexionar sobre un tema y que incite a la acción. Hoy en día, todo esto puede realizarse de forma rápida con la ayuda de la Inteligencia Artificial.
Diversos estudios han abordado esta problemática.
Uno de estos estudios es “Percepción de la prevalencia del engaño y el uso de la IA Generativa”, publicado en mayo pasado por Roman Denkin, académico del Departamento de Tecnologías de Información de la Universidad de Uppsala en Suecia. Los resultados de esta investigación, que encuestó a profesores, indican que si bien los docentes no consideran que el engaño sea generalizado, existe una creciente inquietud por su aumento en el contexto actual. “Las percepciones de los profesores coinciden con los datos objetivos sobre las tendencias de las trampas, lo que destaca su conciencia sobre el cambiante panorama de la deshonestidad académica”, señala el estudio.
El informe “Deshonestidad académica utilizando IA Generativa”, elaborado en 2023 por el Centro para la Enseñanza y el Aprendizaje de la Northern Michigan University, describe diversas formas en que los alumnos abusan de la IA Generativa para la deshonestidad académica, incluyendo la redacción de ensayos, la resolución de tareas y el parafraseo para eludir la detección de plagio. También se aborda la creación de clasificadores de IA para identificar este tipo de abusos, destacando los esfuerzos continuos para enfrentar este nuevo desafío en términos de integridad académica.
Como se mencionó al inicio, el enfoque no debería centrarse en perseguir la trampa. O’Shea sostiene que una atención excesiva en la supervisión y detección puede resultar contraproducente, generando un clima de desconfianza que podría desmotivar a los estudiantes. En su opinión, es esencial equilibrar las estrategias de detección con iniciativas que fomenten la comprensión del valor de la honestidad académica y la importancia de producir trabajos originales.
Distintos expertos han resaltado que el primer paso es crear un entorno académico que promueva la integridad, donde los alumnos se sientan motivados a aprender por el valor intrínseco del conocimiento y no solo por las calificaciones. Como mencionó el académico de la Universidad de Hong Kong David Carless, durante su visita a la Universidad del Desarrollo, “la confianza, el cuidado, el respeto y la honestidad son valores fundamentales cuando hablamos de evaluación”.
Esto podría parecer poco realista o utópico, especialmente considerando que las evaluaciones deben llevarse a cabo ahora y que la posibilidad, y la tentación, de burlar el sistema está al alcance de cualquier persona con acceso a internet.
Sin embargo, existen acciones concretas que se pueden implementar. Una de ellas es la incorporación de metodologías pedagógicas que reduzcan las oportunidades de hacer trampa, como el diseño de tareas y evaluaciones que requieran pensamiento crítico, aplicación de conocimientos en contextos específicos y reflexión personal a partir de directrices entregadas en clase.
Además, se propone la entrega progresiva de un mismo trabajo, el cual el estudiante debe mejorar y ampliar en base a la última retroalimentación recibida del docente. Si bien esto implica más trabajo para el profesor, conlleva un proceso más enriquecedor para el alumno.
En la misma línea, se sugiere la creación de centros de escritura dentro de las universidades o facultades, donde los estudiantes pueden solicitar asesoramiento de un tutor para revisar críticamente sus trabajos académicos. A través de tutorías personalizadas, el estudiante recibe recomendaciones específicas para mejorar su trabajo.
Otra propuesta es involucrar a todos los estudiantes, al inicio de un curso, en la redacción conjunta de un compromiso de integridad académica, de modo que sean ellos mismos quienes propongan los términos de este pacto de probidad. En instancias educativas en las que se ha implementado esta iniciativa, los profesores suelen destacar la sorpresa ante el alto nivel de compromiso asumido de forma voluntaria por sus alumnos.
La implementación de estas simples ideas, en lugar de dedicar horas de profesorado y ayudantes a la caza de posibles plagios, puede contribuir a lograr el objetivo que todo docente persigue: que sus estudiantes aprendan de forma genuina y que todos podamos mirarnos mutuamente con tranquilidad a los ojos.
Por María Cristina Silva M., Directora de Aseguramiento de la Calidad en la Facultad de Comunicaciones de la Universidad del Desarrollo.