José Miguel Ahumada: involucrado en la actualización del pensamiento socialista

José Miguel Ahumada: involucrado en la actualización del pensamiento socialista

José Miguel Ahumada: involucrado en la renovación del pensamiento socialista

Reflexiones sobre la actualización del socialismo

Hace algunas semanas, surgió un llamado interesante a debatir nuevamente sobre el socialismo en el contexto actual de transformaciones económicas, políticas y culturales. Si bien la primera renovación logró fusionar la democracia liberal con el socialismo y trazar una estrategia política basada en amplias alianzas, la segunda renovación debería reconsiderar los fundamentos conceptuales para fortalecer el socialismo frente a los desafíos del desarrollo, la sostenibilidad, las nuevas tecnologías, entre otros.

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Es positivo apoyar el llamado a la reflexión realizado, y es relevante aportar con análisis sobre la primera etapa de renovación socialista, resaltando sus aciertos y desaciertos. La necesidad de abordar una nueva renovación socialista implica cuestionar de nuevo la renovación original. Esta propuso como premisa “tanto socialismo como lo permita la democracia”, reconociendo la importancia de contar con mayorías políticas (no solo electorales) para sustentar una práctica política democrática viable. Al abandonar posturas maximalistas, se abrió el camino hacia la formación de un bloque político como la Concertación.

No obstante, es innegable que dicha renovación no logró superar el neoliberalismo, desembocando rápidamente en una crisis política y analítica. Cinco aspectos internos de esta reflexión sobre la renovación socialista ayudan a comprender su fracaso.

En primer lugar, la renovación no abordó de manera profunda la dimensión económica en sus reflexiones. Aunque brilló en el análisis político estratégico, no profundizó en la problematización de la estructura productiva nacional, el funcionamiento empresarial y la distribución desigual de la propiedad.

Al aceptar acríticamente el mercado como solución, se optó por respuestas de mercado para resolver problemas públicos, lo que condujo a una pérdida de capacidad para enfrentar al neoliberalismo. A pesar de intentos de crítica tempranos, estas quedaron opacadas por la hegemonía neoliberal.

Posteriormente, la falta de reflexión estratégica sobre el Estado y su funcionamiento resultó evidente. No se analizó la arquitectura interna del Estado ni se cuestionó relaciones de poder asimétricas, como la dominancia del Ministerio de Hacienda sobre la gestión económica, aspectos que fueron naturalizados.

Asimismo, la comprensión de la democracia para el socialismo no incluyó una reflexión sobre los límites de la democracia en una economía capitalista, como la influencia del dinero en decisiones políticas.

Continuación de la historia

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La tercera carencia notable fue la ausencia de un análisis sobre la inserción de Chile en el panorama internacional, renunciando a la tradicional atención del socialismo chileno a formas alternativas de desarrollo. Esta omisión impactó en la aceptación pasiva de la apertura comercial.

Por otro lado, la estrategia de formación de mayorías políticas institucionalizadas se volvió esclerótica ante cambios sociales como la expansión del mercado o la desregulación de la competencia, erosionando redes de participación y pertenencia comunitaria.

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La renovación no logró articular una visión clara del socialismo que perseguía, dejando difusos sus objetivos y adaptándose a circunstancias externas. Esta flexibilidad táctica implicó una derrota estratégica al no establecer un proyecto definido.

Para ahondar en el debate sobre el socialismo actual, es esencial entender las carencias de la renovación previa, corregir conceptos erróneos y explorar nuevas vías de acción.

Por José Miguel Ahumada, Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile.

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