Impacto de un régimen autoritario en la estabilidad regional

Impacto de un régimen autoritario en la estabilidad regional

Las recientes elecciones presidenciales en Venezuela han dejado una serie de dudas y relaciones deterioradas. Nos preguntamos si los datos proporcionados por las autoridades son verídicos, si la administración de Nicolás Maduro es de fiar y si habrá paz tanto dentro del país como en sus interacciones con los países vecinos. Y en caso de confirmarse un nuevo gobierno chavista, surge una nueva pregunta: ¿Esto generará una mayor inestabilidad en América Latina?

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Un régimen problemático en términos democráticos podría agitar a toda la región. Los expertos consultados por La Tercera mencionan varios efectos que deben ser considerados ante una nueva etapa en Venezuela, como la posibilidad de una nueva ola migratoria, que podría sumar dos millones adicionales a los ocho que ya han dejado el país, o la dificultad para alcanzar acuerdos en instancias bilaterales o multilaterales.

Así, asuntos locales, como las elecciones estadounidenses, se entrelazan con otros regionales, donde la migración podría influir en la carrera presidencial prevista para noviembre de este año. Simultáneamente, la integración de Venezuela en eventos regionales se vuelve cada vez más improbable.

Víctor Aguilar, encargado para América Latina y el Caribe de Crisis Group, afirmó que los regímenes autocráticos o dictatoriales en la región tienden a exacerbar las tensiones y conflictos políticos debido a su falta de legitimidad.

Debido a la falta de “mecanismos e instituciones para resolver estos conflictos pacíficamente”, su desarrollo a menudo se traduce en “patrones migratorios aumentados que pueden impactar a los países vecinos, interrupciones en los flujos comerciales y de personas, creación de tensiones en las zonas fronterizas y limitación de las relaciones diplomáticas habituales”, señaló.

Efectos divididos

Brian Winter, editor jefe de Americas Quarterly y experimentado analista en política latinoamericana, ofrece una perspectiva diferente. Si bien reconoce los efectos negativos, también destaca un efecto positivo: el ejemplo para otros países sobre los peligros del autoritarismo.

“Los efectos más visibles de tener una dictadura cercana son claros: el aumento del hambre, los millones de emigrantes, la expansión del crimen organizado. Sin embargo, también hay un aspecto positivo. Venezuela sirve como advertencia para la generación actual sobre los peligros de la izquierda autoritaria. Este modelo, pese a sus promesas igualitarias, solo conduce a sufrimiento, represión y pobreza”.

Desafíos en la democracia

María Gabriela Trompetero, profesora e investigadora venezolana de la Universidad de Bielefeld, Alemania, comentó sobre la situación en su país de origen. En su opinión, “la existencia de regímenes autocráticos en la región, como el venezolano, genera condiciones amenazantes para la democracia”.

“La consolidación de un régimen autoritario crea una falsa impresión de que los canales institucionales no funcionan, lo cual hace que la aparición de Estados autoritarios, independientemente de su ideología, se perciba como necesaria para satisfacer las necesidades de la población o para enfrentarse al enemigo ideológico autoritario”, apuntó Trompetero.

¿Una nueva salida masiva?

Días antes de las elecciones donde el chavismo proclamó una vez más a Nicolás Maduro como presidente, muchas personas se preguntaban sobre su futuro en el país. Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), Maduro obtuvo el 51% de los votos, derrotando a Edmundo González, sucesor de María Corina Machado, quien fue descalificada por el chavismo antes de las elecciones.

El resultado adverso para la oposición hizo que varios de los países vecinos, especialmente aquellos ya impactados por la diáspora venezolana, consideraran los efectos en sus fronteras. Informes de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU indicaban que, para julio de 2022, alrededor de 6,1 millones de venezolanos habían emigrado. Dos años más tarde, en junio de 2024, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) cifraba en 7,7 millones los que habían dejado el país.

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En Chile, por ejemplo, las autoridades ya anticipan lo que podría suceder en los próximos meses. La subsecretaria de Relaciones Exteriores, Gloria de la Fuente, mencionó, tras una reunión con el Presidente Boric y otras autoridades, que se están haciendo todos los esfuerzos posibles para coordinarse a nivel regional y enfrentar un posible incremento del flujo migratorio.

Antes de las elecciones, algunos ya se preguntaban sobre este fenómeno. Una encuesta publicada en abril indicó que el 40% de los venezolanos consideraba abandonar el país si Maduro ganaba. El estudio de Meganálisis también mostró que solo el 16% de los encuestados aseguraba quedarse en Venezuela, independientemente del resultado.

Víctor Aguilar, de Crisis Group, señaló que si Maduro continúa en el poder, es probable que la migración continúe o incluso aumente, dependiendo de cómo se maneje la situación política y económica en Venezuela.

El desafío migratorio no es el único que afecta a una región con un régimen autoritario. Las relaciones políticas, bilaterales y multilaterales también se ven seriamente afectadas. Un ejemplo de ello es la próxima Cumbre UE-CELAC en 2025, en Colombia. Con la expulsión de las embajadas de siete países latinoamericanos, incluida Chile, la integración completa se vuelve difícil.

María Gabriela Trompetero señaló que “la existencia de estos regímenes antidemocráticos socava la legitimidad de los organismos multilaterales, haciendo que estos Estados se fortalezcan contra sus ciudadanos sin instancias superiores vinculantes que puedan revertir decisiones judiciales injustas”.

Hasta ahora, solo Bolivia, Nicaragua y Cuba, junto con China y Rusia, han reconocido abiertamente la reelección de Maduro. El resto de los países de la región espera una mayor transparencia en los resultados, a pesar de que el CNE ratificó la victoria chavista sin mostrar detalles de la votación.

En este contexto, la respuesta internacional es mixta, con algunos países como Estados Unidos, Perú, Ecuador, Costa Rica, Argentina, Uruguay y Panamá rechazando la proclamación de Maduro y reconociendo a González como el presidente electo.

Brian Winter, editor jefe de Americas Quarterly, mencionó que el mayor temor de Washington en estos momentos es un nuevo aumento de la migración, lo cual sería desastroso para la candidatura de Kamala Harris, vinculada a la política migratoria del gobierno actual.

“La triste realidad es que, cuando un gobierno autoritario decide seguir ese camino y es indiferente a la opinión internacional y al sufrimiento de su pueblo, hay poco que la comunidad regional pueda hacer”, concluyó Winter.

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