Paula Walker y su lucha por una prensa imparcial, ética y confiable

Distintas encuestas circulan con el objetivo de comprender, disminuir o exagerar, la influencia que el caso Hermosilla está teniendo en la sociedad chilena. Diversas versiones y interpretaciones surgen dependiendo de los involucrados y analistas presentes.

La alta sociedad analiza cómo la trayectoria de poder e influencia de un abogado vinculado a la derecha, desde sus días universitarios, ha puesto en riesgo al sistema judicial (jueces, fiscales, notarios), el proceso de selección de miembros de la Corte Suprema y cómo aprovechó su influencia para beneficio propio durante los dos mandatos del expresidente Piñera. La justicia determinará (la misma que está bajo intenso escrutinio) si Hermosilla utilizó al Estado y sus instituciones -incluyendo el Ministerio del Interior liderado por su cercano amigo Andrés Chadwick- para satisfacer sus intereses personales. Podríamos seguir enumerando aspectos, ya que desconocemos cuánto más puede revelar la investigación que rodea al abogado.

No obstante, para aquellos que no siguen la política, ni les interesa ni comprenden los pormenores del caso, la información disponible refuerza sus peores temores: que los implicados en la política son todos iguales, corruptos que se aprovechan de sus posiciones para enriquecerse, favorecer a sus allegados y abusar de su poder. Se delinean las condiciones perfectas para que alguien clame: “que se vayan todos”. No nos engañemos, el caso afecta a toda la clase política, pone en tela de juicio a las instituciones y las desafía a demostrar su capacidad de funcionar. Además, pone en aprietos a las candidaturas políticas, obligándolas a posicionarse, mientras que exige a los medios de comunicación realizar una cobertura imparcial en sus informes y análisis.

Más a fondo acerca de la historia

Alejandra Matus, periodista que en 1999 publicó “El Libro Negro de la Justicia”, una investigación sobre el funcionamiento del Poder Judicial en Chile en ese momento. En aquella época, el presidente de la Corte Suprema la acusó de “desacato” invocando la Ley de Seguridad del Estado, lo que llevó a la retirada de su libro del mercado y a su posterior exilio a Estados Unidos. Dos décadas y media han transcurrido, y seguimos enfrentando las mismas prácticas y problemas en la misma corte, aunque con mayor libertad de expresión que en el pasado.

Aún no se ha dimensionado por completo el impacto del caso Hermosilla. Las instituciones no han respondido como se esperaba, la transparencia no ha sido total y las reformas institucionales han sido principalmente superficiales. Sin la labor de los medios de comunicación, este círculo de amigos y socios comerciales hubiera continuado operando impunemente. Denuncias como “El Libro Negro de la Justicia”, los reportajes del equipo de Ciper, el trabajo de investigación de Juan Diego Montalva para El Mostrador, entre otros, cumplen con un requisito fundamental para la democracia: una prensa independiente, que investiga y publica de manera responsable y veraz. Los poderosos temen a la luz que arroja la prensa imparcial, y se inquietan cuando las instituciones, a pesar de todo, cumplen con su función.

Por Paula Walker, docente del Magíster en Políticas Públicas de la Universidad de Chile.

Aportando un análisis adicional

La importancia de tener una prensa imparcial, ética y confiable radica en su capacidad para mantener a raya los abusos de poder y corrupción que tanto daño causan a la sociedad. Es fundamental que los medios de comunicación cumplan con su rol de informar de manera objetiva y veraz, sin ceder a presiones ni intereses externos. Solo así se podrá construir una sociedad más justa y transparente, donde la verdad prevalezca sobre la manipulación y la desinformación.