Opinión de Gonzalo Cordero: El crimen ha sido cometido
Uno de los conceptos fundamentales que enseña el Derecho y que resulta tan útil en la vida diaria es que los hechos públicos no necesitan ser comprobados. Es lógico, no tendría sentido demandar pruebas de lo que es evidente, sería una pérdida de recursos. Maduro y su grupo se apoderaron de la elección, tienen a un país entero bajo su control por la fuerza. Tras arruinar la economía, empobrecer a los ciudadanos, arrebatarles sus libertades más básicas, provocar un éxodo de víctimas y difundir el crimen organizado, culminan su delito añadiendo la desvergüenza de la impunidad.
Este hecho es claro, se ha llevado a cabo de una manera tan evidente y descarada que no insulta la inteligencia de la comunidad internacional, sino su dignidad. Maduro y su régimen no han hecho ningún esfuerzo por ocultar sus acciones, el golpe ha sido realizado con la misma torpeza característica de su líder. Los grupos criminales no tienen líderes, solo cabecillas.
La postura cínica: sin espacio para la neutralidad
El cínico, según nos enseñó La Rochefoucauld, no nos ofrece la salida que permite el hipócrita; no nos deja espacio para alegar ingenuidad o duda metódica. Con el cínico, no se puede disfrazar la cobardía o complicidad con principios elevados. El cínico no solo comete la falta, sino que la exhibe, te la muestra en la cara y te desafía a tomar posición, no permite espacio para la neutralidad ni tiempo para pedir actas.
Por esta razón, aunque la primera reacción de nuestro gobierno fue apropiada, con el paso del tiempo, su postura ha perdido fuerza, enredándose en el desafío de defender los principios auténticos: asumir el costo que la coherencia inevitablemente conlleva. Es a eso lo que llamamos valentía.
El rechazo al régimen chavista
Condenar al régimen chavista no es solo un asunto de política exterior, como mencionó el Presidente Boric. No lo es porque la desvergüenza de Maduro no lo permite; no se puede tener una visión de democracia y dignidad humana fuera de nuestras fronteras y otra diferente dentro de nuestro país. No se puede rechazar el chavismo en Venezuela y, al mismo tiempo, ejercer el poder en Chile con sus seguidores. Tampoco es coherente reivindicar la condición de demócrata y pedir a los ciudadanos de una de las regiones más importantes del país que voten por un “soldado de Maduro”.
Por ello, pedirle transparencia a Maduro, como hizo la ex presidenta Bachelet, es como solicitar a un ladrón que haga una lista de lo robado como condición para castigarlo.
La falta de ambigüedad en el fraude
Quizás lo único que pueda reconocerse a Maduro es que, al cometer el fraude con tanta brutalidad, no dejó espacio para la ambigüedad. ¿A quién reconoce el gobierno de Chile como legítimo Presidente de Venezuela? ¿Quién ganó la elección el domingo pasado: Maduro o González? Consumado el delito de manera ostentosa, solo queda la condena o la complicidad. Nadie necesita actas para ver la realidad.
Por Gonzalo Cordero, abogado