Columna de análisis sobre la desconcertada derecha
Análisis de la situación de la derecha en medio de cambios inesperados
A pesar de mantenerse callada, la derecha se encuentra desconcertada, como si de repente los planes que creían seguros se hubieran desvanecido y no lograran comprender la nueva realidad, aún sin dimensionar las consecuencias. La celebración estruendosa de los dos años del rechazo a la propuesta constitucional no logró ocultar la incomodidad, ya que la alegría que pretendía transmitir era ficticia: se celebraba un fracaso inicial en la capacidad del pueblo chileno de construir un nuevo pacto social, anticipando futuros rechazos y sin atender a las demandas de cambio que persisten a pesar de la negativa constante del sector.
En lugar de rechazar para reformar, se optó por adoptar el discurso de un estallido delictivo para describir la crisis iniciada en 2019. Aunque para los conservadores fue una victoria impedir cambios en la Constitución del 80, los votos que lo lograron no pertenecen a la derecha. La sensación de fiesta popular que pudo sentirse aquel día no puede extenderse al resto del país, especialmente cuando quienes apoyaron la propuesta son constantemente acusados de querer destruirlo.
La importancia de la autenticidad en la deliberación política
La candidata presidencial de la derecha argumentó que la propuesta fallida “negaba” los símbolos patrios, lo cual es incorrecto. Este gesto pone de manifiesto la fragilidad de una celebración artificial. La fecha del 4 de septiembre de 2022 marcó el inicio de un proceso fallido, confirmado con la segunda propuesta. Se volvió al punto de partida. Aunque las aspiraciones de progreso aún persisten, la determinación de llevar a cabo esos cambios se diluyó en la oposición. Intentar enaltecer la fecha con un sentido épico, como el 5 de octubre de 1988, resulta en una pérdida de energías en un simulacro que busca evadir la realidad que se cuela a través de grietas y fisuras en la retórica.
La derecha continúa ofreciendo seguridad y crecimiento económico como sus únicas promesas para el país. Este discurso llevó al Presidente Sebastián Piñera al poder por segunda vez, pero su gestión finalizó en fracaso. No se requiere de un análisis profundo para cuestionar la viabilidad futura de esta propuesta si la estrategia política implica ignorar los hechos como si se viviera en una negación colectiva. La forma en que la UDI manejó el caso del padre de Javier Macaya revela una escasa reflexión interna sobre los cambios en la sociedad chilena desde el movimiento feminista de 2018.
La necesidad de una reflexión profunda ante los desafíos actuales
La falta de supervisión en el manejo de fondos públicos, los altos salarios para familiares sin responsabilidades laborales significativas y los pagos excesivos por informes superfluos son solo algunas de las prácticas cuestionables. Independientemente del desenlace judicial del caso Audio y la figura de Luis Hermosilla, el daño político está consumado y probablemente se intensifique. La relación de Hermosilla con la derecha y la impunidad de ciertas conductas evidencian una cultura particular en la elite política.
Este acontecimiento pone en evidencia las diferencias en la relación con el dinero y el poder entre la élite y el ciudadano común. La forma en que ciertas élites piensan que las leyes son sugerencias negociables si se tienen los contactos adecuados refleja una mentalidad preocupante. La ciudadanía ya reconoce este patrón y comprende que la rendición de cuentas en Chile está condicionada por el origen social y las conexiones con el poder.
Luis Hermosilla y sus relaciones en la derecha dominaban estas dinámicas, mostrando cómo funcionan las instituciones en la práctica. Ante estos hechos, se espera al menos una reflexión por parte de un sector que ha optado por el silencio como estrategia, confiando en que nuevos escándalos desvíen la atención actual. Transformar cada debate en una disputa sin sentido y evadir responsabilidades solo obstaculiza el verdadero progreso como sociedad.