Luis llanos y compañía estatal de electricidad en la tercera
Desafíos de la Coexistencia entre la Empresa Estatal de Energía y la Tercera
Los fuertes vientos experimentados a principios de agosto en la zona centro-sur del país ocasionaron la caída inesperada de árboles causando cortes masivos en las redes eléctricas. En la Región Metropolitana, más de un tercio de los 2,1 millones de clientes de Enel se vieron afectados. En medio de esta crisis, el ministro de Energía, Diego Pardow, propuso que una parte de la distribución eléctrica pase a manos de una empresa estatal como medida de mayor seguridad para la población.
Analizar la inclusión del Estado en la distribución de energía eléctrica es esencial. Se debe evaluar si esta medida representa una herramienta efectiva y eficiente en términos de su objetivo, así como determinar si es conveniente destinar recursos estatales a esta iniciativa.
Es importante destacar que el sector eléctrico y la distribución están fuertemente regulados y supervisados por entidades estatales como el Ministerio de Energía, la Comisión Nacional de Energía y la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC). Antes de considerar expandir aún más la estructura pública en este sector, es fundamental contar con un diagnóstico completo que explique las causas de las fallas, incluyendo la fiscalización y control preventivo. En este contexto, revisar la organización del mercado eléctrico toma relevancia como una tarea prioritaria.
Bajo las normativas actuales, no se vislumbra que una empresa de distribución estatal hubiera marcado la diferencia durante esta crisis. Además, si la falla afectara el área concedida a la distribución estatal, surgiría la incógnita sobre la aplicación de sanciones por parte de los reguladores. En pos de aumentar la confiabilidad y la capacidad de respuesta ante emergencias, una empresa estatal se percibe como una medida poco efectiva, a menos que se subsidie con ese fin. Por tanto, es crucial cuestionar si ese subsidio sería más adecuado si se destinara a otros propósitos.
El ministro respaldó su propuesta mencionando el caso de ENAP y su rol en la seguridad del abastecimiento de combustibles. No obstante, la situación difiere, ya que en Chile no ha habido escasez de generación eléctrica recientemente, sino problemas de conexión con los usuarios. La existencia de una empresa estatal de electricidad en Corea u otros países no es un argumento sólido, dado que existen ejemplos negativos como Sudáfrica y Cuba que también cuentan con empresas estatales de rendimiento deficiente.
Desafíos de la Operación de una Empresa Pública en el Sector Energético
La gestión de una empresa estatal en este ámbito plantea desafíos en términos de gobernanza, financiamiento, igualdad de condiciones respecto a otros operadores privados y la interacción con los reguladores estatales. Esta situación podría generar conflictos de interés y un trato preferencial en el ámbito regulatorio.
Ante la crisis, la propuesta de estatización parece ser una respuesta automática y poco reflexionada por parte del ministro, intentando imponer una solución sin abordar realmente el problema. Sería más prudente tomarse el tiempo necesario para evaluar las causas de la crisis antes de tomar decisiones apresuradas. Otros representantes del gobierno parecen comprender esta necesidad de análisis previo.
Es evidente que nuestra regulación actual, cuyo objetivo principal es brindar cobertura, necesita reformas para fomentar la calidad del servicio, la resiliencia y adaptarse a los desafíos futuros relacionados con la mayor electrificación, la electromovilidad y la generación distribuida.
Por Luis Llanos, docente de Ingeniería Industrial en la Universidad de Chile