El tío Valentín rememora el golpe militar y el fallecimiento de Víctor Jara
El 2 de mayo de 1933 marca un hito en la cultura chilena con el nacimiento en Santiago de Valentín Trujillo Sánchez, el famoso pianista conocido popularmente como “el tío Valentín” o “maestro Valentín”.
Este reconocido músico ha sido un testigo privilegiado de la historia reciente chilena. Hijo de un trabajador minero y una maestra de Enseñanza Básica, comenzó a tocar el piano de manera autodidacta a los cuatro años. En 1940, a la edad de siete años, ingresó al Conservatorio Nacional de Música en Santiago para estudiar música, armonía y composición, donde permaneció hasta 1952.
A los nueve años, en 1942, ya formaba parte de las orquestas de radio Cooperativa, Pacífico y Corporación. En 1945 compuso la primera pieza de jazz chileno titulada A lo Shearing.
En el libro biográfico Valentín Trujillo: Una vida en la música, él menciona: “Desde niño empecé a tocar en diversos eventos y celebraciones, en la escuela, y luego en los conjuntos del liceo”.
Hoy día, a sus 91 años, está cerca de recibir un gran reconocimiento. Diversas instituciones han presentado su candidatura al Premio Nacional de Música, el cual se entregará en las próximas semanas, visto por muchos como un acto de justicia y un tributo a una de las figuras más importantes de la música chilena.
Por Víctor Jara
El libro Una vida en la música, escrito por Darío Oses en 2013, ofrece otra perspectiva sobre el “tío Valentín”. En este libro, Valentín explora su vida y carrera, mostrando una destacada memoria para detallar anécdotas y experiencias, basadas en entrevistas realizadas durante dos años y medio.
El relato incluye su admiración por George Gershwin y Pablo Neruda, su participación en actividades sindicales y su sensibilidad social. También destaca a Rosita Serrano como la mejor cantante chilena, quien alcanzó la fama en la Alemania nazi. “Era una estrella mundial que competía con Zara Leander y Marlene Dietrich en popularidad”, comenta.
El golpe de Estado de 1973 dejó una marca significativa en su vida. Para entonces, ya era una figura destacada, habiendo trabajado en la campaña de Salvador Allende y figurando en la televisión en el programa Pin Pon de TVN. El 11 de septiembre de 1973, se sintió abrumado por los hechos, inicialmente convencido de que serían resueltos rápidamente.
Tras la muerte de Víctor Jara, comprendió la seriedad de la situación y se escondió durante 17 días. Arturo Giolito, con una postura política distinta, le transmitió un mensaje de Benjamín Mackenna asegurándole que no corría peligro. Al poco tiempo de esto, Don Francisco le ofreció volver a Canal 13, señalando: “He hablado con todos y no hay nada contra ti”.
Su regreso a la televisión como parte de Sábados Gigantes marcó una etapa de gran éxito, pero el músico aún recuerda el dolor de haber perdido amigos y ver la brutalidad de la época. “Nuestros soldados resultaron ser peores que los dictadores del Caribe y América Central”, comenta.
A pesar de encontrar empleo durante la dictadura, no todo volvió a la normalidad. Durante esos años no pudo grabar discos, perdiendo la posible continuación de una carrera prolífica. Aunque ha retomado la grabación en años recientes, el recuerdo amargo de esos tiempos persiste. Su participación en la franja del No, cerca del final de la dictadura, significó un costo personal significativo.
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