El modus operandi de los robos de mascotas

El modus operandi de los robos de mascotas

Es medianoche y un desconocido que transita por una calle descubre al can de la familia dormido en su porche dentro del patio vallado. El intruso llama suavemente al animal y comienza a acariciarlo.

Tras asegurarse de que no hay testigos, abre la puerta, le pone una correa al perro y se marcha con él, para no volver a verlo. A la mañana siguiente, la familia se encuentra en estado de angustia; al revisar las cámaras de vigilancia de un vecino, descubren que el perro ha sido sustraído, lo que les causa una profunda sensación de violación.

Aunque las emociones que se describen son claras, las circunstancias no tanto: los datos indican que los robos de mascotas están en aumento en EE.UU. y en muchas otras regiones del mundo.

Investigación: 82 casos de robos de perros estudiados

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Perder una mascota puede resultar devastador y es un crimen que afecta más allá del valor económico del animal. Muchos dueños ven a sus perros como integrantes de la familia; una investigación del 2020 señaló que la pérdida de una mascota puede tener un impacto emocional similar al de perder un ser querido.

Como estudiosos del crimen, buscamos entender mejor el secuestro de perros y a quienes lo llevan a cabo, además de sugerir algunas formas para que los dueños protejan a sus mascotas.

Junto con el investigador de justicia penal J. Mitchell Miller, analizamos 82 casos de robos de perros captados por cámaras de seguridad y publicados en línea.

Análisis del modus operandi en los robos de perros

En los videos estudiados, casi la mitad de los robos parecían ser obra de un solo individuo. Alrededor del 38% involucraban a dos personas, y en el 9% los culpables eran tres o más personas trabajando juntos.

Por lo general, los robos mostraban algún nivel de planificación y estrategia. En nuestra muestra, cerca del 38% de los ladrones utilizaron vehículos para transportar a los perros robados, aproximadamente el 3% usaron bicicletas y el 50% escaparon a pie. En tres casos se utilizó violencia física (como empujar al dueño), y alrededor del 15% implicaron alguna forma de fuerza, como forzar la entrada a una propiedad.

En aproximadamente el 37% de los incidentes, los ladrones ocultaron al animal usando bolsas, ropa u otros métodos.

A veces, los ladrones utilizaban tácticas de distracción. En un caso, dos delincuentes entretuvieron a un empleado de una tienda de mascotas mientras otro robaba un cachorro de una jaula cerca de la entrada.

La mayoría de los robos (74%) involucraron a un solo animal, generalmente un perro pequeño. Según el American Kennel Club, algunas razas, como los bulldogs franceses y los yorkshire terrier, son especialmente atractivas; son pequeñas y suelen venderse a precios más altos que otras razas.

Curiosamente, sólo unos pocos perros ladraron o se resistieron mientras eran llevados. Más del 50% permanecieron calmados durante el secuestro, y alrededor del 33% mostraron un comportamiento amistoso hacia los ladrones.

El 68% de los robos ocurrieron durante el día y el 60% en interiores; estos robos interiores tendían a suceder en tiendas de mascotas más que en residencias. Cuando los robos ocurrieron en el exterior, los perros generalmente fueron arrebatados de los jardines frontales de las casas, donde eran visibles desde la calle.

Motivaciones y castigos

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Existen varias razones por las cuales alguien podría robar un perro. Algunos lo hacen simplemente para obtener dinero rápido (vender mascotas) o para pedir rescate al dueño.

Otros tienen planes más ambiciosos y se centran en razas puras y valiosas, como rottweilers y chow chows, para iniciar una operación de cría. También hay quienes sustraen mascotas para peleas de perros, mientras que algunos ladrones solo buscan un perro para ellos sin querer pagar ni pasar por el proceso de adopción.

Informes recientes indican que el robo de mascotas va en aumento. Un indicador claro es el creciente número de publicaciones en redes sociales sobre mascotas desaparecidas o robadas.

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La pandemia de Covid-19 exacerbó esta tendencia: las restricciones generaron una mayor demanda de mascotas, aumentando los precios de perros en el mercado secundario.

Además, el sistema legal, en nuestra opinión, generalmente no aborda adecuadamente la seriedad de este delito. En muchas jurisdicciones de EE.UU., el robo de mascotas se trata de manera similar al robo de bienes. Esto significa que muchas mascotas, incluso de razas puras, pueden tener un valor inferior a 1,000 dólares, lo que resulta en sanciones relativamente leves.

Un ladrón que ingresa a su propiedad para llevarse su perro y lo vende probablemente recibirá un castigo similar al de alguien que roba su bicicleta.

No es necesario decir que considerar y valorar a un perro de la misma forma que a otras posesiones pasa por alto el fuerte vínculo emocional entre mascotas y sus dueños.

Prevención y medidas de seguridad

Hay varias medidas preventivas que los dueños de perros y los propietarios de tiendas de animales pueden tomar.

Muchos robos ocurrieron en lugares donde los animales eran fácilmente accesibles y visibles para los transeúntes, como en jardines delanteros o cerca de la entrada de tiendas de mascotas. Algo tan básico como una valla más alta podría proteger mejor a los perros. Implantes de microchips y collares con GPS pueden facilitar la recuperación de mascotas robadas y hacerlas menos atractivas para los delincuentes.

Por supuesto, leyes más estrictas y sanciones más severas para el robo de mascotas podrían disuadir aún más a los ladrones. Aunque no existe una base de datos sobre la cantidad de mascotas robadas, cada mascota que se mantiene a salvo significa una pérdida devastadora menos para una familia.

*Ben Stickle Profesor de Administración de Justicia Penal, Universidad Estatal de Middle Tennessee

**Brenda Vose Profesor Asociado de Criminología y Justicia Penal, Universidad del Norte de Florida

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