Análisis del impacto del informe del PNUD 2024 en Chile

El 20 de junio de 2022, tras un trimestre de inicio del mandato, el Presidente Gabriel Boric se encontró en La Moneda con Achim Steiner, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, solicitándole un nuevo Reporte sobre el Desarrollo Humano específico para Chile.

Después de transcurrir siete años desde el último análisis global del PNUD sobre la sociedad chilena, en 2015 finalizó un ciclo de 11 investigaciones sobre la percepción del desarrollo, las interacciones ciudadanas y élites, así como las demandas de cambio.

Estos informes provocaron debates y polémicas, como el de 1998, titulado “Las paradojas de la modernización”, que introdujo el concepto del malestar en la sociedad y evidenció la división en la Concertación, la coalición gobernante más exitosa de la historia de Chile.

A pesar de haber decidido en 2017 no realizar más estudios de esta magnitud sobre Chile, en junio de 2022, Steiner aceptó la petición de Boric.

Para el gobierno, este informe es esencial para fundamentar teóricamente una gestión que inició en circunstancias desfavorables, con un plan transformador pero sin apoyo mayoritario en el Congreso. En un país que había experimentado recientemente un gran estallido social y una pandemia. En ese momento, ya se vislumbraba el fracaso que se materializaría el 4 de septiembre de 2022, cuando la propuesta de nueva Constitución redactada por sectores progresistas fue rechazada por más del 62% de la población, siendo la derrota más significativa de la izquierda chilena desde el Golpe de Estado.

Impacto en el discurso político y gubernamental

El gobierno financió la elaboración del informe del PNUD 2024 y se encargó de organizar el evento oficial de lanzamiento en el GAM, liderado por el Presidente Boric. Pocos días después, Luna Follegati y Miguel Crispi, ambos miembros del gobierno, presentaron detalladamente los resultados a los representantes de los partidos oficialistas.

El reciente estudio del PNUD, que indaga sobre las razones detrás de la dificultad para implementar los cambios demandados por la ciudadanía, destaca que la mayoría de los chilenos desean cambios profundos pero progresivos, a pesar de la desilusión frente al estancamiento nacional.

Este análisis también resalta la creciente polarización política y la brecha entre la ciudadanía y las distintas élites, a las cuales responsabiliza de obstaculizar los avances al aferrarse a sus posturas y obstruir los acuerdos necesarios para el progreso. Por otro lado, las élites critican a la ciudadanía por su individualismo y falta de interés en proyectos colectivos.

Críticas y debates a raíz del informe

Las conclusiones y recomendaciones del informe han suscitado debates y controversias desde su presentación, mencionándose en numerosos artículos de prensa y generando expectativas en diversos sectores. Algunos críticos señalan discrepancias entre las conclusiones del informe y los datos recopilados, insinuando posibles sesgos ideológicos.

En ese sentido, diversas opiniones como la del director ejecutivo de la Fundación Progreso y el antropólogo Pablo Ortúzar, advierten sobre una supuesta inclinación izquierdista en el informe que condiciona sus análisis. Estos testimonios tambalean la veracidad y objetividad de las conclusiones presentadas.