La infame cárcel utilizada por el chavismo para reprimir a los opositores
La siniestra prisión utilizada por el gobierno venezolano para reprimir a los detractores
Aquel día de enero de 2018 quedó grabado para siempre en la memoria de Víctor Navarro. En aquella ocasión, sin ninguna orden oficial de arresto o allanamiento, agentes de seguridad ingresaron a su hogar y lo trasladaron al lugar más temido por quienes se oponen a Nicolás Maduro. “Me llevaron a El Helicoide, el centro de crueldad más grande de América Latina”, declaró a un medio de comunicación.
El recinto no era una cárcel común. De acuerdo a numerosos testimonios e informes independientes, en ese lugar se sometía a tortura a los presos políticos. Víctor Navarro, periodista y defensor de derechos humanos, vivió en carne propia los horrores de esa cárcel venezolana.
Al igual que otros testigos, su ingreso a la prisión estuvo marcado por el temor, no solo para él, sino también para su familia, que sufrió torturas psicológicas.
“Tenía una organización no gubernamental en la que trabajaba con jóvenes en situación de calle, y el gobierno de Venezuela alegó que había establecido una célula terrorista financiada por EE.UU., lo que llevó a mi detención. Lo hicieron sin orden de arresto ni allanamiento. Estuve desaparecido varios días, mientras le decían a mi madre que me buscara en la morgue”, relató el periodista.
Experiencias como la de Víctor Navarro se suman a otros relatos que describen a El Helicoide como un lugar donde se cometen atrocidades por el simple hecho de pensar diferente.
“Fui víctima de tortura y presencié cómo torturaban a otros. Si tuviera que describirlo, diría que se trata del lugar donde se cometen los peores actos atroces que el régimen de Maduro y Diosdado Cabello perpetran en el país”, agregó.
En la estructura que originalmente fue concebida como un centro comercial de lujo, Navarro comprendió que el gobierno chavista no discriminaba por clase social ni profesión: “El régimen detendrá a cualquiera que piense diferente”.
Dentro de esa cárcel llegaban líderes estudiantiles, bailarinas, menores de edad, ancianos, estudiantes, defensores de derechos humanos, activistas políticos, diputados, abogados y empresarios. “Es un lugar donde se tortura a las personas por sus ideas divergentes”, enfatizó.
“Mi paso por la prisión cambió mi vida, porque además de la tortura, sufrí aislamiento, sin visitas, sin permiso para ver la luz del sol o tener un abogado. No solo se trata de estar en un espacio oscuro y deplorable, sino que el aislamiento es una tortura en sí misma”, describió.
El trágico destino de un edificio emblemático
La estructura innovadora de El Helicoide prometía ser un símbolo de progreso económico no solo para Caracas, sino para toda Venezuela. El edificio, ubicado en el centro de la ciudad, recibió elogios de personalidades como Salvador Dalí y Pablo Neruda como una “creación exquisita”.
Concebido por el arquitecto venezolano Jorge Romero Gutiérrez, se necesitaron 12,000 planos para dar forma a los 60,000 m2 de construcción que luego se convertirían en realidad en medio de la capital. Sin embargo, la inestable situación política y económica del país en los años siguientes impidió su apertura. De hecho, las puertas nunca se abrieron, al menos no con su propósito original.
Durante más de dos décadas, antes de convertirse en la temida prisión que es hoy, el edificio permaneció cerrado, intentando ser utilizado como refugio para víctimas de desastres, centro cultural e incluso como sede ministerial. Ninguna de estas opciones tuvo éxito.
Fue en 1982 cuando se decidió el destino actual del lugar: una cárcel bajo la supervisión de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), posteriormente convertida por el gobierno en el Sebin.
A partir de entonces, y especialmente con la llegada de Nicolás Maduro al poder, las denuncias por violaciones a los derechos humanos en El Helicoide comenzaron a difundirse por todo el país.
En los niveles superiores del edificio no solo se encuentra el Sebin, sino que también comparte espacio con la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Los abusos habrían sido cometidos por ambas instituciones.
A historias como la de Víctor Navarro se suman casos como el de Joshua Holt, un misionero estadounidense que visitó Caracas para contraer matrimonio. Sin embargo, su felicidad se vio truncada por acusaciones de ser un “terrorista de la CIA” tras una redada en el apartamento de la familia de su esposa. Holt estuvo encarcelado durante dos años.
Allí, en una celda infestada de cucarachas, denunció haber sido víctima de torturas físicas y psicológicas. Uno de los momentos más desgarradores fue cuando lo obligaron a ponerse de espaldas a la pared mientras le apuntaban con una pistola. Creyó que su vida llegaba a su fin, pero todo fue un engaño: eran balas de fogueo. Así lo relatado una vez que salió en un polémico intercambio de prisioneros.
Hoy en día, la cárcel sigue en funcionamiento. Sin embargo, no se han reportado nuevos casos de tortura en su interior. Estos han sido trasladados a otros lugares, según Martha Tineo. “Actualmente, esa cárcel no se menciona en relación a los peores casos de tortura. Creo que debido a las denuncias documentadas de los horrores ocurridos en El Helicoide, hubo un intento por mejorar la imagen o eximir de responsabilidad a las máximas autoridades de ese centro de detención”.
Un ejemplo de ese intento por mejorar la imagen lo dio Nicolás Maduro, quien en julio de 2023 recibió una maqueta de la prisión como obsequio y elogió el lugar como una “referencia moral”.