Volkswagen pierde su afinidad con Alemania
Volkswagen pierde su conexión con Alemania
La marca de automóviles Volkswagen (VW) enfrenta una crisis profunda, reflejo de la situación actual en Alemania, pero esto no es una coincidencia.
Los desafíos que enfrenta el fabricante de vehículos no solo revelan sus fallos internos, también son un indicativo de las dificultades que enfrenta el modelo económico alemán en un entorno global en constante cambio. Resolver estas dificultades requerirá ajustes tanto por parte de la empresa como de la economía alemana.
Según Moritz Schularick, presidente del Instituto de Kiel para la Economía Mundial, los problemas de VW reflejan en parte las dificultades de la economía alemana, y a su vez, los desafíos económicos del país se ven reflejados en Volkswagen. La resistencia al cambio es un factor que afecta a ambos sectores.
La disminución en las ventas, la creciente competencia internacional y una estrategia costosa en vehículos eléctricos que no ha logrado cautivar a los consumidores han provocado que las acciones de VW se sitúen en mínimos de los últimos 14 años. Recientemente, la empresa canceló un acuerdo de 30 años destinado a evitar despidos en la marca VW, desencadenando posibles conflictos con los trabajadores en su intento por reducir costos.
Por otro lado, la economía alemana se encuentra estancada, con su Producto Interno Bruto (PIB) apenas creciendo desde 2019 y con proyecciones de contracción para el presente año.
Volkswagen es uno de los mayores empleadores en Alemania y la industria automotriz es un pilar fundamental de la economía del país, representando aproximadamente el 5% del PIB, según diversas estimaciones.
En palabras de Dirk Schumacher, economista de Natixis, “Volkswagen es para Alemania lo que Nokia era para Finlandia o Samsung para Corea del Sur… Hay un escenario en el que este sector se reducirá significativamente y reemplazar esos empleos con otros igualmente bien remunerados no será sencillo”.
Dependencia excesiva de China
La industria manufacturera, que representa una quinta parte del PIB alemán, ha sido un pilar fundamental con especial énfasis en bienes de capital y automóviles. Sin embargo, los cambios en el entorno global han impactado la capacidad de las empresas alemanas. Anteriormente, las compañías construían fábricas en mercados emergentes, incluido China, lo que les permitía crecer. Pero actualmente, factores como la geopolítica y la crisis del Covid-19 han cambiado esta dinámica.
El aumento de aranceles y las barreras comerciales han afectado las exportaciones alemanas, con China como uno de los principales socios comerciales del país. Volkswagen, por ejemplo, ha tenido que reajustar su estrategia en China tras ser superado por otras marcas en el mercado local de autos eléctricos.
La competencia china, como el gigante de vehículos eléctricos BYD, ha superado a VW, lo que ha obligado a la empresa a revisar sus estrategias en el mercado chino para mantener su rentabilidad.
En 2020, China se convirtió en el mayor exportador de maquinaria y equipos, superando a potencias industriales como Estados Unidos, Alemania y Japón juntos.
Costos elevados en el país
Además de la dependencia china, los altos costos y la inflexibilidad operativa de Volkswagen en Alemania han impactado en la rentabilidad de la empresa en comparación con sus competidores. A pesar de contar con marcas de lujo como Audi y Porsche, VW enfrenta márgenes de beneficio más estrechos debido a su estructura de costos.
La crisis post-Covid ha impactado las ventas de vehículos en Europa, lo que ha puesto en evidencia los desafíos estructurales de Volkswagen en un contexto de competencia global intensa. La necesidad de ajustes en la plantilla de empleados se ha vuelto una realidad para la compañía ante la caída de la demanda en mercados clave como la eurozona y el Reino Unido.
La compleja gobernanza de Volkswagen, donde el Estado de Baja Sajonia posee una participación accionarial significativa, ha dificultado las decisiones estratégicas de la empresa, especialmente en momentos de crisis. Esta situación ha creado un entorno laboral marcado por la estabilidad en el empleo, lo cual puede obstaculizar las decisiones de reestructuración ante los nuevos desafíos del mercado.