Ignacio briones: de la administración pública a tu economía personal
Ignacio Briones: Transformando la economía personal desde el sector público
En un reciente encuentro, la alcaldesa Evelyn Matthei propuso avanzar hacia un esquema de transferencias estatales directas al bolsillo de los ciudadanos, en una perspectiva de impuesto negativo al nivel de ingresos (INI). Este mecanismo implica un pago mensual que varía según el nivel de ingresos declarado, beneficiando a trabajadores formales con salarios más bajos. Como he indicado previamente en este espacio, esta propuesta es un camino valioso para fortalecer nuestra política social. Veamos por qué.
En primera instancia, al dirigir el pago exclusivamente a aquellos que declaran ingresos formales, se genera un estímulo para la formalización laboral. Esto es crucial dado el alto índice de informalidad laboral, que roza el 30% y conlleva importantes implicaciones sociales y fiscales, siendo uno de los principales desafíos que enfrentamos como país. Además, esta medida podría fomentar un incremento en la participación laboral, especialmente en mujeres y jóvenes.
El gobierno actual ha implementado transferencias monetarias a través del “bolsillo familiar electrónico”. Aunque esta iniciativa es valiosa al devolver parte del gasto en alimentos de manera focalizada, al actuar sobre el consumo no incentiva la formalidad. Por tanto, es más efectivo avanzar hacia un INI. Ya se cuenta con la experiencia del “Ingreso Mínimo Garantizado” implementado durante el gobierno del presidente Piñera. El desafío reside en ampliar y hacer permanente esta política, sin necesidad de postulación.
Otro beneficio de las transferencias directas es su eficacia para reducir la desigualdad de ingresos. Datos comparativos muestran que, en términos de desigualdad de ingresos “de mercado”, no hay grandes diferencias entre Chile y la OCDE. Las brechas se manifiestan tras la intervención del Estado, principalmente a través de transferencias monetarias. De hecho, en la OCDE, el 75% de la disminución en el índice de Gini se logra mediante transferencias directas de dinero. Si promedio los países de la OCDE reducen su Gini en 12,5 puntos a través de esta vía, Chile solo logra 2,5 puntos. Considerando nuestra carga tributaria, si Chile adoptara una política tan intensiva en transferencias como la OCDE, podríamos reducir nuestro Gini entre 4 y 5 puntos adicionales. Un estudio realizado por Hernando y Rubio en 2017 indica que por cada 1% del PIB destinado a transferencias focalizadas en ingresos formales, el Gini en Chile podría reducirse entre 2,3 y 3 puntos.
Explorando nuevas perspectivas
En términos operativos, las transferencias directas presentan la ventaja de ser pagos automáticos en efectivo, sin necesidad de una burocracia excesiva. Esta política implica costos de transacción mínimos, lo que maximiza el beneficio que llega a los ciudadanos, a diferencia de muchos programas sociales con efectividad cuestionable donde una parte importante del gasto se destina a remuneraciones. Si el objetivo final es la redistribución de ingresos, el dinero de los contribuyentes debería llegar de manera directa y eficiente a los beneficiarios.
El costo de implementar un esquema de transferencias de este tipo puede ser significativo, dependiendo de su alcance. Un estudio realizado por Horizontal en 2022 ofrece una perspectiva aproximada. Por ejemplo, si se otorgara un pago de $110.000 pesos mensuales a trabajadores formales con salarios mínimos, disminuyendo gradualmente con los ingresos hasta extinguirse para rentas superiores a $900.000, beneficiaría a 3,7 millones de personas y representaría el 1% del PIB. Dada esta consideración, es fundamental abordar esta iniciativa de manera gradual.
¿Cómo se financiaría? Una parte importante del financiamiento debería provenir de la reasignación de recursos de programas sociales con evaluaciones deficientes y escaso impacto. Además, el crecimiento económico y la implementación gradual de umbrales que definen los tramos del impuesto global complementario podrían contribuir al financiamiento, asegurando que los beneficiarios reciban más a través de las transferencias que a través de posibles contribuciones. Por ejemplo, si se ajustaran anualmente estos umbrales considerando el 75% de la inflación en lugar del 100%, se podría lograr un aumento en la recaudación equivalente al 0,5% del PIB en 10 años.
Es indispensable adoptar enfoques innovadores en el ámbito de los apoyos sociales. Las transferencias directas de dinero, sin trabas burocráticas, son una vía que puede marcar la diferencia en la lucha contra la informalidad, impulsar la participación laboral y reducir la desigualdad. Todo esto contribuye al esfuerzo y al presupuesto familiar de numerosos individuos. Sin duda, se trata de una opción a considerar detenidamente.