Una narración sobre la vida de otras personas por Jaime Bayly
Recuerdos de Berlín hace cuarenta años
Cuatro décadas después, he vuelto a la capital alemana. Cuando era joven, fui invitado por el gobierno alemán, que en aquel entonces estaba en Bonn. Recuerdo que me sorprendió la invitación, ya que en ese momento no era una persona realmente importante, solo tenía un programa de televisión y una columna en un periódico. Quizás buscaban tener un aliado en mí, y lo lograron.
El año era 1984 y Berlín seguía dividida por el temido muro que separaba a la ciudad. Mis anfitriones, provenientes de la parte occidental, me llevaron a Check Point Charlie, el puesto de control en el muro, donde pasamos con éxito hacia la parte oriental. Recorrer la ciudad comunista fue una experiencia impactante, un contraste evidente con la próspera y activa parte occidental. La opresión y el miedo eran palpables en cada rincón.
Después de esa inmersión en la realidad de Alemania oriental, agradecí poder regresar al lado libre de la ciudad. Desde entonces, decidí no volver a países bajo regímenes comunistas por temor a perder mi libertad. Reconozco ser cobarde en ese sentido, prefiero evitar situaciones de riesgo y mantener mi integridad.
Años más tarde, volví a Berlín, esta vez por mi propia iniciativa y acompañado de las mujeres más importantes de mi vida, mi esposa e hija. Recorrimos lugares cargados de historia, como el Check Point Charlie y partes del muro que aún se conservan. La emoción de revivir esos momentos fue intensa y conmovedora.
Esta vez, la ciudad mostraba un aspecto distinto, sin tiendas de sexo en cada esquina ni la misma agitación de antaño. Optamos por experiencias más familiares, alejadas de la decadencia del pasado. Recordé con cariño aquella primera visita, donde la curiosidad y la inexperiencia marcaron mi estancia. La vida me ha llevado por caminos diversos, pero los recuerdos de aquellos días en Berlín perduran en mi memoria.