El pasado de Karin Salgado
Desde el pasado 1 de agosto, está en vigor la Ley 21.643 contra el acoso laboral y/o sexual y la violencia en el trabajo, conocida en nuestro país como “Ley Karin”.
Esta nueva legislación modifica el Código del Trabajo y establece directrices para prevenir, investigar y penalizar conductas inapropiadas.
La denominación de esta ley rinde homenaje a Karin Salgado, una técnica en enfermería que trabajaba como funcionaria pública. Tras enfrentar un prolongado y doloroso proceso de acoso laboral en el hospital Herminda Martin de Chillán, en la Región de Ñuble, Karin finalmente se quitó la vida en 2019.
Este es su relato.
Sumario, Cambio de Puesto y Tragedia
Karin estudió para ser técnico en enfermería de nivel superior (TENS) y sirvió en ese papel en el hospital Herminda MartÍn de Chillán durante 14 años. Los problemas empezaron para ella en 2018.
El hospital inició un sumario relacionado con una denuncia por robo de suministros, específicamente algunas cajas de curaciones. La llamaron a declarar como testigo.
Las declaraciones que hizo al fiscal llegaron a oídos de su jefa, quien la presionó para cambiar su testimonio ya que se veía implicada. Su superiora desacreditó lo dicho por Karin y la calificó como una “mala funcionaria”.
“Todo esto me afectó emocional y psicológicamente. No podía seguir trabajando bien sabiendo que tenía que compartir con la colega que me había traicionado, aun sabiendo que yo decía la verdad”, escribió Karin posteriormente en una de las misivas que compartió.
A consecuencia de esta situación, fue suspendida de su trabajo por 30 días y recibió una anotación de demérito, lo que impactó negativamente su salud mental.
En febrero de 2019, la trasladaron a la bodega de la farmacia del hospital, donde ganaba solo la mitad de su sueldo anterior.
Esto la sumió en una depresión profunda debido a los gastos que debía cubrir.
“Con mi ingreso reducido, tengo que afrontar diversos gastos cotidianos como el alquiler mensual de mi vivienda ($180.000), pagar agua ($25.000), luz ($38.000) y dos préstamos que suman $222.000 al mes, sin considerar mis gastos básicos como alimentación, transporte, ropa, salud, etc.”, detalló en una carta que envió a la Contraloría denunciando la situación.
Sin embargo, desde la Contraloría rechazaron su denuncia, argumentando que la resolución era formalmente correcta, por lo que no podían hacer más.
Casi al final de 2019, Karin intentó quitarse la vida. Sus colegas pidieron al hospital que dispusiera de algún profesional para atenderla, pero solo consiguió una cita con un psiquiatra para un mes después.
El 11 de octubre trabajó por última vez en el hospital, en la distribución de insumos, sueros y medicamentos. Un mes después, Karin se quitó la vida a los 40 años.