Deborah Eisenberg, autora: “Comencé a escribir tras dejar el tabaco, ojalá nadie tenga que vivir eso
No hace mucho que está disponible en español, gracias a la editorial argentina Chai, pero Deborah Eisenberg menciona que aún le sorprende que uno de sus libros de cuentos, Your Duck is My Duck, se haya publicado en nuestro idioma con un título distinto. Taj Mahal, que es el nombre de uno de los cuentos. Así lo mencionó en su conversación con la escritora local María José Navia, durante el Ciclo La Ciudad y las Palabras, del Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Católica.
“No comprendo por qué algo puede cambiar tanto de un idioma a otro. Antes de que se hiciera la traducción, me dijeron que el título Your Duck is My Duck no funcionaba en español. No sé el motivo. Son solo palabras. Sin embargo, confío ciegamente en mis editores y traductores. Así que acepté el cambio. Y esa es mi última colección de cuentos”.
Deborah Eisenberg y su relación con Nueva York
Principalmente cuentista, Eisenberg es parte de la vasta tradición de narradores de relatos cortos en Estados Unidos. Sus historias, que exploran la esencia del ser humano, están principalmente situadas en Nueva York, donde vive (aunque es originaria de Winnetka, Illinois). “Algunos han dicho que Nueva York es casi un personaje en mis cuentos. Y no me sorprende que lo parezca, ya que no soy de allí. Fui a Nueva York de manera intencional, como muchos otros de mi generación, porque en ese entonces Nueva York estaba en su mejor momento. Crecí en el centro de Estados Unidos durante la mitad del siglo XX. Era una época bastante conservadora y, para mí, un tanto opresiva”.
“No podía esperar a irme. Sin embargo, era una ciudad empobrecida. Ahora es una ciudad muy próspera, pero no lo era antes. Claro, había personas adineradas, pero también muchos inmigrantes europeos que huían de diversas crisis. Así, Nueva York se caracterizaba por su diversidad: italianos, irlandeses, judíos, asiáticos, especialmente chinos, todos contribuyendo a su vitalidad. Muchos jóvenes y artistas, incluyendo a mí, llegamos a Nueva York buscando escapar de la homogeneidad del resto del país, atraídos por su tolerancia”.
El cambio de Nueva York a lo largo del tiempo
“No nos atraía tanto la idea de riqueza o éxito, sino más bien una sensación de alegría y libertad. Las grandes ciudades cambian constantemente, y Nueva York, en particular, se transformó en un centro financiero. Ahora es una ciudad muy rica, y su vitalidad se ha visto afectada por la considerable riqueza de unos pocos”.
Uno de sus cuentos, El crepúsculo de los Superhéroes, trata sobre los eventos del 11 de septiembre de 2001, cuando Al Qaeda atacó las Torres Gemelas. Le llevó tres años escribirlo y, por primera vez, tomó notas previas. Durante la charla, Eisenberg explicó la historia detrás del relato.
El proceso de escribir El crepúsculo de los Superhéroes
“Ese evento dejó una marca profunda. Fue un momento en que la imagen de Estados Unidos cambió drásticamente para muchos de nosotros. Aunque me impactó, no me sorprendió tanto. Sin embargo, la mayoría de la gente estaba en estado de shock, sin entender el porqué de tal acto de odio”.
“En Nueva York hubo una especie de belleza en el caos. Durante unas semanas, todos hablaban entre sí, en las calles y restaurantes. Las conversaciones giraban en torno a las razones detrás del evento, su significado y cómo podrían cambiar las cosas. Fue un momento de cambios muy rápidos”.
El impacto del 11-S en Nueva York
“Había una sensación de que podría haber una reevaluación de la política exterior, pero también la posibilidad de una guerra irracional, que de hecho ocurrió. Todos teníamos muchas emociones, y sabía que era importante capturar esos sentimientos rápidamente antes de que se desvanecieran. Así que tomé notas, algo que nunca había hecho. Tardé mucho tiempo en organizar todo y finalmente escribir el cuento”.
Eisenberg también compartió el motivo por el que comenzó a escribir relatos. Fue parte de su proceso para dejar de fumar. “Empecé a escribir después de dejar el tabaco. Espero que nadie tenga que pasar por algo así. De alguna manera, siempre había evitado escribir. Nunca creí que podría hacerlo. Siempre me pareció algo mágico. Aún me lo parece, especialmente escribir ficción”.
El desafío de dejar de fumar y descubrir la escritura
“Dejar de fumar fue extremadamente difícil. Toda mi identidad estaba ligada al humo, y fue una pesadilla dejarlo. Con la ayuda del hombre maravilloso con el que todavía vivo, empecé a escribir. Fue muy difícil y doloroso. Estoy segura de que casi todos los presentes han escrito algo y saben lo difícil que es transmitir claramente lo que uno quiere decir. Ni siquiera tenía grandes ambiciones. Solo quería escribir una frase tras otra sin aburrirme”.
“Después de un año, había escrito una especie de diario sobre ir a un gimnasio y realizar actividades que nunca había hecho. Le entregué ese documento a mi pareja, quien me animó a convertirlo en ficción. Pasé otro año transformándolo en una historia. Cuando se lo volví a mostrar, dijo que había perdido cierta vitalidad, así que lo rehice. Finalmente, una amiga actriz y directora quiso presentarlo como lectura en el Festival de Shakespeare de Nueva York. No estaba convencida, pero ella lo hizo”.
“Pasó otro año y Joe Papp, el dueño del teatro, me pidió que escribiera una obra. Inicialmente me negué, pero él insistió y me ofreció un salario. Dejé mi trabajo de camarera unas noches por semana y trabajé en la obra durante cinco meses. Fue un desafío enorme, ya que solo había escrito una historia antes de eso. Pero lo hice”.