Manuel Suárez, codescubridor del primer dinosaurio en Chile, candidato al Premio Nacional
La pasión por la literatura influyó significativamente en la vocación de Manuel Suárez Dittus. La lectura de autores como Julio Verne, Francisco Coloane y Emilio Salgari fue fundamental para que la Geología se convirtiera en su camino profesional.
Otro factor determinante fue el padre de un amigo suyo, Adriano Cecioni, un profesor de geología especializado en sedimentología, quien solía narrarle sus aventuras y estudios en África. “Era una figura fascinante”, recuerda el académico e investigador del programa de Geología de la Universidad Andrés Bello (UNAB).
Adicionalmente, los paseos por los campos de Punta Arenas en su niñez y la idea de tener un empleo que permitiera explorar fuera de una oficina lo atrajeron hacia la geología. “La geología ofrecía esa posibilidad, y efectivamente lo hizo,” afirma.
El descubrimiento del Chilesaurus diegosurezi
El Chilesaurus diegosurezi, el primer dinosaurio del período Jurásico descubierto en Chile, fue encontrado por Diego, el hijo de Manuel Suárez, en las montañas al sur del lago General Carrera.
Con una formación académica en Geología de la Universidad de Chile y un doctorado en Filosofía de la Universidad de Birmingham, Inglaterra, Manuel Suárez cuenta con más de cien publicaciones indexadas, de las cuales 60 están en revistas de alto impacto.
En junio de 2015, la revista Nature presentó en su portada un sorprendente descubrimiento: la comunidad científica se enteró de la existencia del Chilesaurus diegosurezi, hallado por Diego Suárez en las montañas del sur del lago General Carrera, en Mallín Grande, en la Patagonia de Aysén.
Durante una expedición en 2004, Manuel Suárez y su esposa, la geóloga Rita de la Cruz, estudiaban rocas mientras Diego, de siete años, hacía su propia búsqueda. “Cada hueso que encontraba, pensaba que era de dinosaurio,” rememora el académico de la UNAB. “Diego tomó un martillo de geólogo, se alejó solo y regresó con pequeños huesos del tamaño de una uña,” añade.
Debido a su conocimiento de huesos de vacas y caballos, Diego reconoció que aquellos pequeños fragmentos eran fósiles, lo que dio inicio a todo.
Impacto y relevancia del hallazgo
El descubrimiento tuvo un impacto internacional. Se considera el más importante en paleontología en décadas y es crucial para comprender la evolución de los dinosaurios, ya que el Chilesaurus es un eslabón perdido con dientes de herbívoro pero características anatómicas de carnívoro.
En 2014, se sumó el descubrimiento del Burkesuchus mallingrandensis, un cocodrilo jurásico de unos 70 centímetros que vivía en tierra. También se encontraron en Aysén otras tres especies de dinosaurios herbívoros de cuello largo.
Las investigaciones de Manuel Suárez, en colaboración con destacados geólogos y científicos, han permitido reconstruir el ambiente geológico de estas especies del pasado. Por ejemplo, en la Región de Aysén, se descubrió un cordón volcánico del Cretácico inferior de 200 kilómetros de largo, datado entre 135 y 123 millones de años atrás, que desapareció por erosión y clima.
La riqueza geológica y paleontológica de la Patagonia
Manuel Suárez ha dedicado su vida a la exploración de la Patagonia. Sus aventuras en el sur del Beagle están narradas en su libro “Mundos del Cabo de Hornos. Crónicas de exploraciones de un geólogo y relatos históricos,” publicado en 2022. Su interés por Aysén comenzó en 1993, con un proyecto del Servicio Nacional de Geología.
“Comenzamos a hacer toda la geología de la parte oriental de Aysén.” A lo largo de los años, siguió visitando la región, enfrentando el clima adverso y las agotadoras caminatas del trabajo de campo. Fue durante una investigación de Fondecyt cuando se encontró con el Chilesaurus.
El profesor Suárez lideró el proyecto FIC “Puesta en valor de la geología y conocimiento de dinosaurios,” finalizado en 2021, buscando posicionar Aysén como un referente en paleontología. “Trabajamos en el ambiente de los dinosaurios y encontramos otros fósiles, como un plesiosaurio. También identificamos sitios geológicos de interés público y científico,” explica Suárez.
La belleza natural y su divulgación
En Chile, gran parte del turismo se basa en paisajes que resultan de procesos geomorfológicos. Suárez cree que se puede añadir valor a las bellezas naturales de la Patagonia difundiendo su historia geológica para potenciar el geoturismo.
“Es importante divulgar las maravillas de Aysén, haciendo grandes historias para publicarlas en distintos medios. Aunque el tiempo es limitado, hay mucha información fascinante que compartir. Es importante hacerlo de manera entretenida y de calidad,” comenta.
Conciliar el trabajo en campo en el extremo sur con su labor académica no ha sido fácil. “La Universidad Andrés Bello me apoya enormemente. A veces acumulo vacaciones y debo tomarlas en periodos de clases. Esto también requiere el respaldo de la universidad,” señala.
De cara al futuro, Manuel Suárez planea continuar formulando nuevas hipótesis y creando conocimiento, como lo ha hecho durante toda su carrera. “Crear interpretaciones con datos es emocionante. Se trata de ensamblar un rompecabezas que revela procesos antiguos de millones de años. Es fascinante,” concluye.